- Traducción al castellano del artículo “CFA vs. Chartered. The battle of the qualifications”, publicado por Danielle Levy en la revista Citywire Wealth Manager el 2/05/2019
Los gestores de inversiones en formación que están comenzando en el sector enfrentan el dilema de estudiar para el Chartered Financial Analyst (CFA) o la cualificación de Chartered Wealth Manager.
Si bien el CFA se ha mantenido durante mucho tiempo en alta estima entre la comunidad de gestión de inversiones, la cualificación más reciente de Chartered Wealth Manager otorgada por el Chartered Institute for Securities & Investment (CISI) es cada vez más valorada por los empleadores.
El hecho de que los nuevos miembros del sector ahora tengan que elegir rutinariamente entre los dos pone de relieve cuánto han mejorado los estándares profesionales desde que entró en vigor la revisión de la distribución minorista (RDR) en enero de 2013.
Hoy en día, el consenso es que el punto de referencia en la industria de la gestión de patrimonio se ubica en el nivel seis del Marco de Cualificaciones Reguladas (RQF), muy por encima del mínimo del nivel cuatro introducido con el RDR. El nivel seis es el equivalente a una licenciatura, mientras que el nivel cuatro equivale al primer año de una licenciatura. Las designaciones de CFA y Chartered Wealth Manager se equiparan al nivel siete.
Opciones autorizadas
Entonces, ¿cómo pueden decidir los alumnos entre priorizar el CFA o la condición de colegiado [chartered]?
Frank Dolan, quien preside el Foro de gestión de patrimonio de CISI, cree que la cualificación de Chartered Wealth Manager, que se introdujo originalmente en 2008 como el Máster en gestión de patrimonio, continuará ganando terreno en el futuro.
Comunicación CISI España Marc Serrano i Òssul 605606011 | serranomarc@yahoo.ca www.cisi.org/espanol
En su opinión, el CFA es más técnico y analítico en comparación con la designación de Chartered Wealth Manager, lo que significa que puede ser más adecuado para aquellos en lo que él describe como “operaciones de fondo” en lugar de las funciones de gestor de patrimonio frente al cliente.
“Mi propia decisión de seguir la ruta de Chartered Wealth Manager se basó en ese análisis”, agregó Dolan.
Esta demarcación entre las dos cualificaciones parece estar consolidada en muchos de los principales gestores de patrimonio.
Charles Stanley actualmente favorece las cualificaciones del CISI para los aprendices que planean acceder a roles de gestión de inversiones orientados al cliente. Los recién llegados comienzan cursando el Diploma de Asesoramiento de Inversión del nivel cuatro de CISI y luego pasan a la cualificación de Chartered Wealth Manager.
“Permitimos alrededor de 36 meses en total para realizar ambas cualificaciones. Vemos las cualificaciones como el primer nivel, ya que realmente se trata de si la persona tiene las habilidades para hacer el trabajo también”, explicó Rebecca Griffith, gerente de aprendizaje y desarrollo de Charles Stanley.
“Una vez que han completado las cualificaciones, las aprobamos con nuestra política de capacitación y competencia como la primera etapa y luego les permitimos otros seis meses en el rol en el que se concentran en las habilidades para brindar asesoramiento de inversión a los clientes”, agregó.
Los aprendices que trabajan en la gestión de activos o en los equipos de investigación de Charles Stanley toman un camino diferente: comienzan con el Certificado de Gestión de Inversiones (IMC) de nivel cuatro, seguido por el CFA.
En todo el personal de la oficina de Charles Stanley, se estima que el 2% tiene actualmente el estatus de CFA Charterholder, en comparación con el 16% con la designación de Chartered Wealth Manager.
La mayoría del personal (65%) ha obtenido la cualificación de Asesoramiento y Gestión de Inversión de Clientes Privados (PCIAM) de CISI, que es el nivel seis. Mientras tanto, el resto tiene cualificaciones del Chartered Insurance Institute (Cli) u otras cualificaciones.
En EQ Investors, se espera que los gestores de inversiones obtengan primero el IMC, y después, pueden elegir entre dos caminos posibles. De manera similar, aquellos que deseen convertirse en
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asesores directos a clientes estudiarán para la cualificación de Chartered Wealth Manager. Mientras tanto, aquellos que deseen ejercer roles centrados en la investigación estudian para la CFA.
“CFA y Chartered Wealth Manager se consideran las cualificaciones de referencia. Al igual que con la mayoría de los sectores, también es importante complementar estas cualificaciones mediante el desarrollo de habilidades complementarias y experiencia laboral”, dijo el portavoz de EQ Investors, Ben Faulkner.
¿Qué nos espera?
No es posible comparar los números de los Chartered Wealth Managers y los Titulares de CFA recién cualificados. En 2018, 75 personas lograron la designación “chartered”. En comparación, 11.380 personas realizaron uno de los tres exámenes de CFA en junio de 2018, aunque el Instituto CFA no tiene resultados en cuanto a aprobados por país y tampoco es posible desglosar el número de gestores de patrimonio.
La lista incluye a aquellos que trabajan en gestoras de activos, bancos, fondos de cobertura y consultorías, entre otras empresas.
El año pasado, 200 personas aprobaron el PCIAM.
CFA se mantiene firme
En otros lugares, los datos derivados de Wealth Manager’s Top 30 Under 30 en 2019 muestran la continua popularidad del CFA. De los 30 principales, 21 eran CFA Charterholders, frente a los 13 del año pasado. Mientras tanto, el número de finalistas con la designación de Chartered Wealth Manager fue de 12, comparado con los 11 del año pasado, lo que proporciona una visión general del camino que están tomando algunos jóvenes gestores de patrimonio.
Sin embargo, el panorama de cualificación sigue siendo fluido, y Charles Stanley está comenzando a considerar los beneficios de dirigir a los aprendices a cualificaciones dobles, que cubren tanto la gestión de inversiones como la planificación financiera.
“Esto es algo que estamos considerando, por lo que las personas pueden cubrir ambas bases con los clientes. Se trata de cómo podemos satisfacer las necesidades de los clientes, y eso puede significar que las personas tengan doble cualificación”, agregó [Rebecca Griffith].