Por Carlos Pagura
Estudió danzas en la universidad y música en el conservatorio, pero finalmente se volcó al mundo de la tecnología. Es una de las speakers más reconocidas sobre blockchain, el sistema llamado a diseñar el futuro pero que pocos conocen realmente. Gabriela Genovese lleva adelante varios emprendimientos propios y es Global Community Evangelist en IOV Labs, organización que construye la “arquitectura” de redes como bitcoin para impulsar la inclusión financiera. Apasionada por “la comunicación, la innovación y el futuro del mundo”, trata de inspirar y motivar a las personas a través de las charlas Tech4Humans y dialogó con ambito.com acerca de la “revolución” en la economía que se espera para la próxima década.
Con la aparición de Internet empezó un mundo diferente, imposible de imaginar hasta entonces. “Comenzaron las olas de descentralización en un montón de temas. En el conocimiento, por ejemplo, con la posibilidad de enviar datos a millones de puntos al mismo tiempo. Al principio fue un simple e-mail, pero cuando fue creciendo la arquitectura con la fibra óptica y las redes, y apareció la Web, esa información se pudo poner a disposición de cualquier persona en cualquier lugar del mundo y en milésimas de segundo”, recordó.
Una esquirla de esa democratización impulsada por Internet saltó hacia el sistema económico en 2008, cuando apareció publicado en un sitio de criptógrafos el protocolo de blockchain y bitcoin. Allí se dio cuenta de que esa nueva tecnología tenía condiciones para convertirse en “la más prometedora y disruptiva de todas”, porque “traía la posibilidad de cambiar el paradigma financiero, modificar el sistema construido a través del intercambio de valor a través del dinero por otro completamente diferente”.
“Lo que dice el protocolo es que este sistema no está funcionando muy bien y viene a repensarlo. Antes podías enviar datos, pero no valor. El homebanking es la representación virtual de tu dinero en papel y lo que haces es enviar una orden con un paquete de datos adentro que dice: ‘Enviar 25 pesos a tal cuenta’. El banco interpreta ese valor y lo manda o no, pero no estas enviando valor de forma directa”, explicó.
Allí aparece la posibilidad de generar “dinero digital” y registrar todas las transacciones en una suerte de gran libro contable. En resumen: “Bitcoin es la moneda digital y blockchain es la tecnología que la hace posible. Ese libro contable es transparente, inmutable y auditable. No hay un órgano central que lo escriba, sino computadoras distribuidas en todo el mundo, que cuando se hace una transacción compiten por construir el mejor ‘bloque’ o registro. Todos lo presentan a una mesa y se llega a un consenso del 51% de la red para aprobar el mejor. Entonces, ese bloque se adosa a la cadena y el premio es poder emitir la moneda. Esto fue un impacto fuertísimo, se creó otra forma de dinero y luego un mercado de criptomonedas, una economía que descentralizó la emisión de dinero del Estado”.
Como cada nuevo bloque de la cadena no puede ser adulterado, porque cada participante recibe una misma copia del libro, lo hace casi invulnerable a fraudes.
“Hay 21 millones de bitcoins que se pueden emitir y llevamos emitidos más de 17 millones. Se terminará en 2040. El bitcoin se divide en 100, lo que es muy apropiado ya que se cree que cada uno de ellos llegará a valer un millón de dólares”. Pese a las fuertes alzas y bajas en su cotización, Genovese no cree que el bitcoin sea de por sí un objeto de especulación, lo atribuye más bien a que “a la gente le encanta el dinero y se abrió un mercado de trading poderoso”.
- Inclusión financiera
Hay un trasfondo filosófico en todo esto. “El dinero está ligado al poder y quien controla de modo absoluto su emisión tiene abierto un camino a la corrupción absoluta. Pero si separamos esa emisión del organismo que toma las decisiones, quizás podamos arreglar esa cadena. La transparencia es clave para la gobernanza”, sostiene. Aunque nota cierta resistencia en los estados y entidades financieras, Genovese percibe que “están empezando a entender que esto no tiene retorno, que no hay vuelta atrás, no les quedará otra que sumarse a la movida”.
Sus críticas son a un sistema financiero “en el que la riqueza del mundo está concentrada en el 1% de la población mundial y el 50% está afuera”, en el que “hay 3.500 millones de personas invisibles, porque cualquier decisión se toma sobre el registro de los incluidos y el que no tiene algo no existe. El sistema económico actual te pide valor para que seas parte. Sos lo que tenes: cuando vas a abrir una cuenta bancaria tenes que demostrar solvencia: casa, auto, sueldo, servicios a tu nombre. Ese es el gran problema para los invisibles”. El truco consistiría en girar hacia un modelo basado en la reputación.
“El futuro es construir una reputación de interacción social que podamos presentar como valor. Gracias a la tecnología, será la base del nuevo sistema financiero. Es como te comportas, no lo que tenés. Algo similar a lo que pasa cuando haces una compra o venta en e-commerce y el sitio te pregunta si recibiste el producto, si fue entregado en tiempo y forma, cómo fue la interacción con la otra parte, etc. Ese sistema de reputación tiene mucho valor en una comunidad”, apuntó.
- 10 años que serán claves
En su visión, la próxima década será clave: “Recién pasaron 10 años. Si miras para atrás no existía nada y en este tiempo se construyó la arquitectura para que esta tecnología sea exponencial. Se creó un mundo digital de activos, tokens, traders, un mercado financiero. Al protocolo le siguió el bitcoin, otras criptomonedas, contratos inteligentes que permiten acuerdos más complejos y nuevas soluciones”.
Lo logrado, asegura Genovese, no corre peligro de ser destruido porque “el incentivo de hackear la red es sumamente costoso, tenes que convencer al 51% de los actores y necesitarías más plata de la que puedas imaginar. No es negocio. Hoy es prácticamente imposible romper blockchain y la seguridad se sigue mejorando cada día. Es mayor el incentivo de participar de su construcción”.
“La rueda ya está andando, pero los próximos 10 años será claves para el nuevo sistema financiero. Recién ahora hay una arquitectura blockchain robusta como para poder innovar. Nuestro llamado es a emprendedores y empresas para que jueguen con esas herramientas y piensen nuevas soluciones”, agregó.
La revolución será potenciada por los smartphones: se estima que para fin de año la mitad de esos 3.500 millones de excluidos tendrán por primera vez un teléfono inteligente en la mano: “De otra manera no hay forma de que les lleguen esas soluciones. El desafío es que las herramientas tengan una interfase sencilla: una billetera digital con la que se puedas hacer todo desde el celular, no importa si alguna vez escuchaste hablar de blockchain”.
La experta aclara que la misión principal del bitcoin son las transferencias a nivel global, las soluciones de pago descentralizadas, la creación de monedas para economías excluidas y los sistemas de crédito baratos. No está creada para pagar el café: “Es una inversión como el oro, una reserva de valor. La idea es que salgan otras criptomonedas basadas en bitcoin que sirvan para lo cotidiano, para comprar y vender cosas, como bitcoin cash”.
Al escuchar su descripción, la tentación es caer en la comparación fácil con alguna serie futurista, algún relato en el que los adelantos tecnológicos terminan por moldear la realidad y se adueñan de nuestras vidas. Pero Genovese rehúye de esas profecías: “La reputación no es dar un like si me gusta tu ropa o tu estilo, no es algo subjetivo, se crea a partir de hechos certificados. Cada vez que doy una charla la gente me dice: ‘Ah, como en Black Mirror’. Pero les digo lo mismo: ‘¡Quédense tranquilos que eso no pasará, es solo una ficción!’”.