Según los datos facilitados por la AEFI ayer, actualmente existen en España 238 compañías Fintech y 63 Insurtech, lo que representa un crecimiento exponencial del 300% en el último año. Dicho de otra manera: cada semana se crea una empresa de este tipo en nuestro país. Duarte Libano Monteiro, vicepresidente de la AEFI, explicó que, si bien los bancos fueron los primeros en abordar los servicios financieros online, las Fintech son las responsables de la aceleración de los cambios, además de estar ocupando los huecos de mercado que ahora no cubre la banca. “Sus rasgos diferenciales son agilidad, transparencia, usabilidad y una analítica de datos más eficiente”, matizó, añadiendo que “las Fintech contribuyen a la economía real y que la colaboración con las entidades tradicionales constituye una vía de crecimiento y desarrollo tanto de su negocio, como del conjunto del sector”.
Colaboración entre los nuevos actores y los tradicionales
Desde las Fintech se apunta que bancos y aseguradoras están abiertos a trabajar con ellas, siempre y cuando se les dé un valor añadido. La ventaja de las entidades tradicionales es que tienen los clientes, mientras que la ventaja de las Fintech es su agilidad. En este sentido, los nuevos entrantes pueden ayudar a las empresas tradicionales a analizar y utilizar los datos de clientes y aportar agilidad. También se puso de relieve que las compañías tradicionales están más centradas en el producto y quieren educar al cliente para que se adapte a ellas, en lugar de lo contrario. En este aspecto los nuevos jugadores están ocupando posiciones competitivas de mercado porque empatizan más con el cliente.
Desde el lado de la empresa tradicional se recordó que la banca también innova y que su reto no está solo en el front of o el frente del consumidor, sino que también está en el back, es decir, en toda la parte interna de transformación operativa y cultural. En este sentido, las Fintech están forzando a la entidad tradicional a un ejercicio saludable como es el think outside the box. En cualquier caso, se coincidió en que, en este debate sobre colaboración o competición, la respuesta está en el cliente: Si un perfil de cliente aboga por un determinado canal o actor, hay que competir con él o dar valor al cliente mediante una colaboración. Si no, cualquier empresa queda fuera. El cliente es el que tiene siempre que ganar.