Si bien los bancos continúan siendo la columna vertebral de la industria de los servicios financieros, cabe destacar que esta industria esta sufriendo un proceso de disrupción creciente.
Hasta hace muy pocos años los bancos tenían un claro monopolio en cuanto a actividades bancarias, financieras, comerciales, de prestamos e inversiones. Ya no.
Mientras los bancos se recuperaban de la crisis del 2008 y se acomodaban a las nuevas regulaciones, las Fintech se concentraban en la innovación y el lanzamiento de nuevos productos, a la par que se desarrollaba la revolución digital y explotaba el mercado de los smartphones.
Las Fintech no solo simplificaron la experiencia de los clientes, sino que la hicieron mas conveniente y bajaron los costos.
Un estudio de 2015 del Global Center for Digital Business Transformation y Cisco, concluyó que los servicios financieros están cuartos en un listado de 12 industrias vulnerables a la disrupción por las tecnologías digitales.
Habiendo visto lo sucedido en la industria de la musica, la hotelería , los medios y el transporte, los bancos reaccionaron para no quedar relegados por la fuerza disruptiva de las Fintech.
Esta reacción de los bancos se tradujo en una serie de alianzas como la que realizó el JP Morgan con la empresa On Deck para la entrega de créditos a las pymes.
También está el caso de Scotiabank con la empresa Kabbage, que ofrece créditos online a pymes.
La alianza no es el único método utilizado.
También hay bancos como Goldman Sachs, Citigroup y Santander que han invertido directamente en este tipo de empresas.
Otros bancos como el Biscaya Bilbao y el Standard Bank han dado un paso mas y directamente compraron empresas de fintech.
Las instituciones financieras tienen una gran ventaja sobre las primeras víctimas de la disrupción digital no tenian: la regulación. Si bien es tediosa y costosa, la regulación constituye una barrera de entrada para la entrada de nuevos competidores.
Además es alta la tasa de retención de los clientes por parte de las instituciones financieras.
No tanto por un tema de fidelidad o enamoramiento sino porque muhas veces la mudanza hacia otra institución es muy costosa en términos de trámites y tiempo.
Sin embargo estas ventajas solo compran tiempo.
Los bancos deberán hacer un cambio real en la adopción de las nuevas tecnologias y demostrar beneficios concretos y palpables a sus clientes, si no quieren terminar excluidos, como ya sucedió en otras industrias.
En definitiva, los bancos tendrán que convertirse ellos mismos en empresas fintech.